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Dentro de la mitología Nahua, la Coyolxauhqui ha tomado un lugar importante en la representación del arquetipo lunar de los ancestros mexicas y/o aztecas. Esta mujer desmembrada está representada en un gran monolito de cantera redondo que fue encontrado en el Templo Mayor en el centro de la ciudad de México el 21 de febrero 1978.
Dentro de las varias interpretaciones sobre el origen mitológico de este arquetipo, donde mayormente han sido perspectivas de la concepción patriarca hispanoamericana; hemos logrado, desde el rescate cultural mexicano, comprender en nuestro pensamiento cosmogónico una simbología más auténtica.
Es importante decir que Coyolxauhqui, “la que se adorna con cascabeles” es hija de la Gran Madre Coatlicue y hermana de Huitzilopochtli, el gran guerrero colibrí zurdo del Sur, quien la derrotó, posteriormente la decapitó, y es por eso que se representa desmembrada.

Una popular versión cuenta que Coatlicue quedó embarazada al caer del cielo una pluma que guardó bajo su seno. Sus hijos indignados por el misterio del verdadero origen del padre de su futuro hermano, planearon matar a su madre y al hijo cuando éste naciera; así es que la guerrera Coyolxauhqui es vencida por su hermano Huitzilopochtli al nacer completamente armado en el Cerro Cuatepec (Cerro de la Serpiente).

En la simbología mística de la Mujer Lunar, el arquetipo de la Coyolxauhqui representa la naturaleza cíclica y cambiante que encarnamos todas las mujeres, al igual que la Luna. En la evolución social representa históricamente la caída del poder y la sacralidad femenina; para nosotras las mujeres es importante reconocer y comprender sobre todo estos últimos aspectos para poder habitarnos dentro de la Gran Cosmología fenoménica que rige nuestra naturaleza fértil y sustentadora de Vida.

Así como nuestra Abuela Luna Meztli cambia durante su desarrollo auténtico de un vacío a una plenitud constantemente; debemos reconocer que en esta Gran Danza de la Creación el Padre Sol Tonatiuh (padre de Huitzilopochtli) es quien rige la posibilidad de muerte y renacimiento, de mengua y crecimiento, ya que él es quien dá su luz a la Luna, nuestro gran espejo.

Todo esto nos ayuda a comprender la Ley Natural que sostiene la Vida en la que las mujeres somos las representantes humanas de la Gran Madre.
Así Coyolxauhqui, la guerrera desmembrada es el arquetipo lunar que representa nuestra energía femenina y sus distintas fases que debemos aprender a integrar cada vez que nos reconocemos mujeres ante el reflejo de la Luna.

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