La Menopausia señala el final de la vida fértil y reproductiva de la mujer y llega con el último sangrado marcando la supresión definitiva de la menstruación.
En condiciones normales, este fenómeno puede darse aproximadamente entre los 45 y los 52 años de edad.
Al igual que la crisis en la pubertad que marca el inicio de la vida fértil, la menopausia conlleva también una fuerte crisis de transición entre la vida fecunda de una mujer y el final de ésta.
Se conoce como Climaterio a la etapa de transición que ejerce el reajuste endócrino que acompaña los profundos cambios fisiológicos y emocionales hasta llegar al “descanso total” de nuestro sistema reproductor que trabajó día con día, mes con mes, luna con luna, durante 40 años aproximadamente…
El climaterio puede darse inmediatamente antes de la menopausia o puede ser una etapa introductoria de ésta que comience hasta 8 años antes del fin de la menstruación y durar también meses o años después del último sangrado.
Estos intensos ajustes nos enseñan la fuerza vital renovadora que trae la muerte.
El organismo energético encarnado con el propósito de traer hijos al mundo debe cerrar su ciclo y marcar el nuevo camino de una mujer madura que ya crió, amamantó y acompañó a sus hijos de la mejor forma que haya logrado, a ser personas independientes en su propio camino de vida.
La Menopausia marca el inicio de una vida más espiritual en donde la materia es transformada como en un crisol que alquimiza los sueños del amor en servicio a la Existencia. Ahora la mujer, aprendiendo a ser dueña de sí misma, tendrá que modelarse de acuerdo a los más altos objetivos en que su experiencia transformada le pueda servir de guía, para finalmente conocer su refinada esencia divina.
A las mujeres que ya han cumplido con su etapa reproductiva y han atravesado la Menopausia se las reconoce como “abuelas”, ya que además de que muy probablemente tengan nietos, su manera de acompañar a sus menores es desde una autoridad mayor, amorosa y experta, que custodia el orden y la armonía en todas sus relaciones.
Si hemos guardianado la vitalidad, la luz de la conciencia y la paz, cuando llegamos victoriosas a esta nueva manera de caminar el sendero de la Vida, se manifestará nuestra fuerza compasiva como Guardianas del Nacimiento de la Nueva Humanidad, para seguir fertilizando las semillas, cultivando y madurando los frutos nutricios de la conciencia evolutiva.