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Tlazolteotl es el arquetipo que rige la energía de la transmutación. Esta divinidad huasteca muestra iconográficamente símbolos de la dualidad: día y noche, muerte y renacimiento, energía y materia…

El significado de Tlazolteotl se enraíza etimológicamente del prefijo Tla de tlalli– Tierra- zölli -inmundicia- y Teotl -energía divina-. Se le llama también la “comedora de inmundicias”. En las representaciones antiguas se le honra e invoca como la Señora de la Medicina, ya que transforma la inmundicia de la enfermedad trayendo de vuelta la salud, pues también rige la potencia curativa de las plantas. Tiene atributos de la energía transformadora de la muerte y el nacimiento ya que se le representa en los códices pariendo.

También conocida como Tlazohteotl, de Tlazohtla -amor, querer- es la “Diosa del amor carnal”, promueve el deseo del encuentro sexual y asiste la limpieza que trae la menstruación. Esta energía representa el Amor de la Madre Tierra y la Naturaleza que transmuta y composta la materia para mantener pura e inmaculada la fertilidad que trae la nueva vida, los frutos y su nutrición.

Se le representa sentada sobre lunas, su falda es de lunas, su nariguera es una luna, y su tocado coronario también. Estas lunas crecientes-menguantes plasmadas equitativamente sobre la dualidad del rojo y del negro, están abiertas y receptivas a la energía del Cielo para traer la fuerza cósmica y lunar que permite la transformación fértil y regenerativa de la reproducción….

Su tocado en la cabeza muestra dos husos de hilado, uno de cada lado que representan el tejido rítmico que une y teje todas las manifestaciones de la naturaleza cósmica-telúrica para dar consistencia al proceso de transformación que sostiene la pulcritud de la vida renovada.

Elegí a Tlazolteotl para representar el Equinoccio de Otoño, ya que ella, como Guardiana de la Fertilidad de la Naturaleza, hace que la gran muda y limpia de la embestidura de la tierra, hojas, desperdicios e inmundicias que han sobrado de las pasadas estaciones productivas y nutritivas, vuelvan a ser nutrientes para la nueva semilla que se será abrazada en el amoroso y pulcro vientre de la Madre Tierra, madre que encarna en todas nosotras, sus hijas de todos los reinos.

Quiero mencionar que nuestros antepasados originarios nahuas no conocían ni concebían el concepto de “basura”. Todo lo que Ella nos dá en el pano material, es el sagrado sustento de la existencia terrenal gracias al favor de la Divina Energía Tlazolteotl.

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