Xochiquetzal “Flor Hermosa” Es el arquetipo de la doncella, la joven muchacha que posee los atributos de la sensualidad pura que se despierta potenciando la belleza seductora.
Se le reconoce como la patrona de los artistas y artesanos, todas artes y oficios que inspiran la belleza de la vida en creaciones artísticas y expresiones que traen amor a la existencia.
Esta hermosa adolescente que habitaba en “Tamoanchan” “Casa de la flores”, “Paraiso Celestial” era amada por todos los Dioses y venerada por toda la gente, pues ella representa la belleza en todo su esplendor, el encanto de los sentidos.
Su vestimenta expresa la opulencia y la fértil generosidad que nos da la Naturaleza.
En las diversas interpretaciones de los códices antiguos se la distingue por sus atavíos de gemas preciosas en aretes, pulseras, collares; su corona lleva múltiples plumas de aves preciosas, principalmente de quetzal; sus prendas y vestidos bordados de colores y su nariguera denotan la nobleza de quienes podían gozar los lujos de la opulencia.
Xochiquetzal era adorada como la energía divina del amor puro, la libertad espontánea que trae la fertilidad, la belleza que enamora a los Dioses y a los hombres. Se le atribuye ser la Reina de las flores, la “Diosa” del Amor, Patrona del matrimonio, del embarazo, del parto y del nacimiento.
Su relación con el Agua y con la Luna como regentes de la fertilidad, que se genera por el encuentro amoroso entre el hombre y la mujer, se podría interpretar mitológicamente en que cada uno de los esposos de Xochiquetzal representa un aspecto de la energía divina elemental que hace posible la fecundación de la naturaleza y de la humanidad, que traerá como consecuencia el nacimiento.
Xochiquetzal, entre otras veneraciones, era adorada también por las hilanderas, oficio tradicional de las mujeres, quienes ofrendaban a Ella un huso que representaba la naturaleza que por voluntad y entrega vuelve a llenarse, a ser plena, generadora y paridora de vida, de nuevas creaciones, de belleza y florecimiento.
Su hermano gemelo Xochipilli “Niño Flor” también regente de la artes y patrón de los artesanos a diferencia de Xochiquetzal, era predominantemente el “Dios de la danza y la música” pues su relación con la fertilidad se atribuía específicamente al deseo sexual y satisfacción del placer de los sentidos. Su relación con el mundo vegetal tiene mas que ver con la potencia enteógena de las plantas que con la energía fértil del florecimiento que traerá nuevos frutos y semillas para la Vida.
Xochiquetzal es la máxima representante de la Primavera, de esa fuerza pura y renacida que florece con el Sol para embellecer, encantar, seducir y asegurar el triunfo del Amor en el encuentro amoroso del Padre Sol y la Madre Tierra.